Así como revisamos la presión de las llantas, el agua, el nivel de aceite y el buen funcionamiento del motor del carro antes de hacer un viaje; de la misma manera debemos examinar el funcionamiento de nuestro organismo en general y de nuestro corazón en particular antes de someternos a una operación quirúrgica.
El riesgo quirúrgico constituye la probabilidad de un eventual resultado adverso que incluye la muerte; asociado a un procedimiento quirúrgico y su anestesia.
Algunos factores que deben tomarse en cuenta para estimar el riesgo quirúrgico son: edad, sexo, raza, condición quirúrgica, enfermedades concomitantes, presencia de enfermedades cardiovasculares y estado nutricional entre otros.
Cuando una persona decide operarse, acepta el riesgo con la expectativa de beneficiarse de la cirugía, mejorarse o curarse de su enfermedad, aliviar el dolor y más recientemente elevar su autoestima mediante los tratamientos de cirugía plástica.
La evaluación médica pre-operatoria, es solicitada con el fin de catalogar y estudiar a los pacientes, prepararlos para la cirugía, y ayudar en su tratamiento, con el objetivo de reducir los riesgos inherentes al procedimiento u otras condiciones; además de valorar de una manera más ecuánime la relación de riesgo beneficio inherente a cada acto operatorio.
El uso de algunos medicamentos puede estar asociado con riesgos específicos en el periodo peri operatorio, por ejemplo: el uso de diuréticos puede producir hipopotasemia (disminución del potasio en sangre) pudiendo esto potenciar el efecto de algunos anestésicos. El uso crónico de esteroides puede comprometer la cicatrización de las heridas.
Durante la evaluación médica pre-operatoria, más conocida como evaluación cardiovascular pre-operatoria, se examina el estado general de salud del enfermo, además de su condición cardiovascular.
Durante esta evaluación cardiovascular además investigar los antecedentes personales, familiares, alergias y examen físico integral, se efectúa un electrocardiograma y una radiografía de tórax con el fin de evitar que el paciente se presente a la cirugía en condiciones riesgosas tales como : hipertensión arterial no controlada, anemia, diabetes mellitus no controlada , arritmias, enfermedades de los riñones, trastornos de la coagulación sanguínea, entre las más importantes que potencialmente pueden incrementar el riesgo inherente a la cirugía. En caso de hallarse alguno o varios de estos problemas, se le indica tratamiento al paciente, se sugiere posponer la cirugía si esto no es una urgencia, a manera que enfrente el acto quirúrgico en las mejores condiciones posibles, tratando de minimizar al máximo los riesgos dependientes del paciente.
Se recomienda la realización de una espirometria pre-operatoria en el caso de aquellos pacientes que sean asmáticos, fumadores de más de 5 cigarrillos al día, bronquíticos, enfisematosos u obesos, por la posibilidad de complicaciones atribuibles a la función pulmonar.
Luego de haber realizado un examen minucioso del enfermo y tomando en consideración los factores descritos anteriormente, incluido un electrocardiograma, se elabora un informe detallado en el que se hacen recomendaciones a ser tomadas en cuenta para el tratamiento peri-operatorio.
Idealmente y a menos que se trate de una emergencia, esta evaluación debería practicarse con antelación al día pautado para la intervención.
Es importante subrayar que con una evaluación pre operatoria no se aprueba el acto quirúrgico; en ella solamente se hacen sugerencias acerca del manejo del paciente para garantizar que la cirugía se realice dentro de las mejores condiciones posibles, pero es el cirujano y /o el anestesiólogo los que deciden realizar, posponer o cancelar la cirugía.